lunes, 15 de octubre de 2012

La mujer es una isla


Auður Ava Ólafsdóttir fotografiada por Anton Brink

Auður Ava Ólafsdóttir
La mujer es una isla
Alfaguara, 2012

La escritora islandesa Auður Ava Ólafsdóttir nos sigue llevando de viaje emocional con su nueva novela. Tras el merecido éxito obtenido con su anterior libro Rosa Candida (Alfaguara, 2011), en La mujer es una isla transita físicamente por el territorio real de la isla donde vive la autora y emocionalmente por el ánimo y las empatías que se generan entre la mujer protagonista y los personajes que la rodean. Una mujer que busca liberarse del nudo correoso que le suponía su matrimonio y que para lograrlo, emprende un viaje hacia el frío, no tanto como vacaciones físicas como para encontrarse a sí misma. Narrada en primera persona de manera minuciosa, a veces, obsesiva, los pensamientos de la protagonista desfilan ante el lector como un torrente de emociones encontradas y tan frías como el entorno del paisaje por donde se mueve la mujer. Sus pensamientos observen el entorno, el paisaje y la gente que la rodea, de manera distante, sin implicaciones, como queriendo desligarse de las emociones que crean lazos y ralentizan el movimiento. Es como una mirada al interior de la protagonista en una necesaria búsqueda de lo esencial, al margen de las posesiones, tanto físicas como relacionales.
Cuando la protagonista está ya convencida de que su matrimonio no da satisfacción a su vida y de que necesita un giro radical, su marido le pide el divorcio con el fin de poder formar una familia con otra mujer con la que, además, espera un hijo. En contra de lo predecible, la mujer rrecibe la noticia como un refuerzo a sus ideas de liberación y se siente aliviada y, de esta forma, con la posibilidad de comenzar de nuevo su vida. Para poner en orden sus ideas, decide tomarse unas vacaciones de verano (aunque sea otoño) y viajar recorriendo la carretera circular de la isla en dirección al norte. Antes de todo esto, esta mujer había visitado a una vidente que le había pronosticado un premio de lotería y un nuevo hombre en su vida, de entre los varios que conocerá en el futuro inmediato. Sin embargo, poco antes de partir, su amiga embarazada sufre un pequeño accidente y, hospitalizada por ello, le pide a la mujer que se haga cargo de su hijo sordomudo hasta que haya dado a luz.
Con el niño gana un premio de lotería y juntos emprenden el viaje que había decidido. Durante el recorrido, vamos descubriendo algunos personajes que dibujan a la población de un país que, desde tierras meridionales como la nuestra, vemos como un pueblo sofisticado y muy moderno, rico y hedonista. La novela se convierte, además de en una intensa y emocional narración de autoindagaciones, en un viaje por una isla que es una gran desconocida, con la que descubrimos que los pueblos no son tan diferentes unos de otros y que las pequeñas congragaciones son tan cerradas y costumbristas tanto allí como aquí, con sus pequeños problemas, sus cotilleos y sus modestos placeres que no exceden de la burbuja vital en la que se convierten sus territorios.
Auður Ava Ólafsdóttir demuestra una vez más que es una narradora especial, en la que se mezcla el frío de su tierra con la mirada extrañada de las voces interiores de sus protagonistas, algo que recuerda al escritor alemán Wilhelm Genazino. Sin embargo, la escritora islandesa es más rica en emociones sin dejar de ser austera en su modo de presentarlas. Una novelista muy a tener en cuenta en próximos libros.
Javier Herrero

No hay comentarios:

Publicar un comentario