jueves, 28 de noviembre de 2013

Nicolás Muller / Mary Ellen Mark

A la izquierda, Semana Santa (Cuenca), 1950. A la derecha, Afilando la guadaña. Hungría, 1935. © Nicolás Muller 

Nicolás Muller
100 años de su nacimiento
La Fábrica / Canal de Isabel II

Portada del libro editado por La Fábrica
Una exposición en la Sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid y un libro-catálogo, editado por La Fábrica, ofrecen una relectura de la obra de Nicolás Muller (Hungría, 1913 – España, 2000), en el centenario de su nacimiento. Este fotógrafo, de origen húngaro, se vio obligado a salir de su país en 1938 huyendo del nazismo y la persecución de los judíos en Centroeuropa. A partir de entonces recorre distintos países (Francia, Marruecos o Portugal) para recalar finalmente en España en 1947. Su primera visita a nuestro país tiene lugar cuando la Revista de Occidente le invita a realizar una exposición en Madrid. Es entonces cuando Nicolás Muller abre su estudio de fotografía en nuestra ciudad, fotografiando a los personajes más destacados de la vida cultural española: Ortega y Gasset, Azorín, Pío Baroja, Pancho Cossío, Vicente Aleixandre, Menéndez Pidal, Pérez de Ayala, Aranguren y Marañón son algunas de las ilustres personalidades que pasan por su objetivo. Su trabajo, hasta su retirada en 1981, es un testimonio excepcional de su época por su valor y su calidad artística.
Desde el punto de vista teórico Muller, como sus contemporáneos Robert Capa, Brasaï o Kertész, está influido por las teorías constructivistas de la época y por las nuevas formas visuales que se originan en la escuela alemana de la Bauhaus. Este conjunto de influencias dará lugar a una fotografía directa, expresiva y social que busca retratar a las clases sociales más desfavorecidas desde un humanismo que pone en valor la fuerza de lo cotidiano.
La muestra reúne 125 fotografías tomadas en Hungría, Francia, Portugal, Marruecos y España, entre ellas una amplia representación de las personalidades a las que retrató: Ortega y Gasset, Azorín, Pío Baroja, Aleixandre, Menéndez Pidal y Marañón
El libro-catálogo contiene más de 300 páginas y más de 170 imágenes que incluye un texto autobiográfico titulado Recuerdos, un ensayo de Chema Conesa y una completa cronología a cargo de Pilar Rubio.
La muestra podrá visitarse en la Sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid hasta el 23 de febrero de 2014 e itinerará al Jeu de Paume/Hors les Murs de Tours en noviembre de 2014
Más información: www.madrid.org / www.lafabrica.com


Mary Ellen Mark
Celebrities
La Fábrica

A la izquierda, Denis Hopper. A la derecha, Buñuel en el set de rodaje de Tristana en Toledo, 1969. © Mary Ellen Mark

Clayton Moore, en su casa en Los Ángeles, 
California, Estados Unidos, 1992. © Mary Ellen Mark
La Fábrica expone desde el pasado 22 de noviembre, 17 fotografías de algunos de los rostros más conocidos de Hollywood retratados por Mary Ellen Mark. Su trabajo como foto fija en rodajes de películas y sus reportajes de promoción para las mismas le han permitido estar cerca de personalidades del mundo del cine desde los años 60.
En 1979 trabajó en el rodaje de Apocalypse Now de Francis Ford Coppola. De esa experiencia surgen algunos de los retratos que podrán verse en La Fábrica como los de Dennis Hopper, Martin Sheen y Marlon Brando, además de incluir imágenes de Catherine Deneuve con François Truffaut en el rodaje de La Sirena del Mississippi y con Luis Buñuel en Toledo durante el rodaje de Tristana. La exposición icnluye también retratos de Clayton Moore -el legendario Llanero Solitario-, Jeff Bridges y Johnny Deep, entre otros.
Mary Ellen Mark ha publicado ensayos fotográficos y retratos en publicaciones como LIFE, New York Times Magazine, The New Yorker, Rolling Stone y Vanity Fair. A lo largo de cuatro décadas, ha viajado haciendo fotografías que reflejan gran humanidad. Sus retratos de la Madre Teresa, los circos indios y los prostíbulos en Bombay han sido producto de muchos años de trabajo en la India. Junto con su marido, Martin Bell, ha colaborado en la dirección y producción de películas y también ha trabajado en el campo de la publicidad para marcas como Hasselblad, Heineken o Nissan.
Entre otros premios ha recibido el Cornell Capa, el Infinity de periodismo, el World Press a la trayectoria profesional más destacada, el Victor Hasselblad Cover y dos premios Robert F. Kennedy. Ha publicado 18 libros, entre ellos Prom (Getty Publishing, 2012) un documento sobre los bailes de graduación de los adolescentes estadounidenses; Seen Behind the Scene (2008, Phaidon) con retratos de actores y cineastas como Jack Nicholson o Francis Ford Coppola o Exposure (2005, Phaidon), con una selección de las mejores imágenes de la fotógrafa.
La exposición permanecerá abierta hasta el 3 de enero de 2014 en La Fábrica (C/Alameda, 9 de Madrid).

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El barco volante / El pájaro enjaulado




Serenella Quarello y Lucie Müllerová
El barco volante y los personajes estrafalarios
Edelvives, 2013

Un fantástico relato ilustrado que parte de un cuento tradicional turinés titulado La hija del rey de Turín y que trata de la colaboración entre diferentes para lograr propósitos que nos puedan hacer iguales. Con unos personajes estrafalarios, entre los que se cuentan un hombre que come insaciablemente, otro que camina boca abajo formando una interrogación con sus piernas o el que puede beberse un río de una sentada, entre otros, el protagonista, un joven muy humilde, logra construir un barco que vuela “sin agua ni viento” para lograr la mano de la hija del rey de Nosedondequeda.
Un cuento precioso, adaptado por la italiana Serenella Quarello, que se convierte en una obra de arte de la ilustración con las maravillosas imágenes de la checa Lucie Müllerová, ya acostumbrada a publicar sus dibujos en álbumes españoles. Ambas han sido las ganadoras del II Premio Internacional Álbum Ilustrado Edelvives, editorial que se encarga de la edición, en formato grande y con un papel que seduce por el tacto y la calidad de la impresión, convirtiendo El barco volante y los personajes estrafalarios en uno de esos libros que se guardan con cariño y se muestran cada vez que se encuantra a alguien con sensibilidad para la belleza.
Javier Herrero


Vincent van Gogh y Javier Zabala
El pájaro enjaulado
Edelvives, 2013


También es Edelvives la encargada de publicar (con el mismo formato y calidad que El barco volante y los personajes estrafalarios) un curioso libro ilustrado, El pájaro enjaulado, que parte del fragmento de una carta escrita por el pintor Vincent van Gogh (1853-1890) a su hermano Theo. En esa misiva, una de entre las más de 600 que le envió durante más de veinte años, el pintor escribe una bella parábola que se convierte en un símil de los sentimientos que el artista tenía con respecto al mundo y a su propia vida. El texto, traducido por Alejandro García Schnetzer se engalana con las hermosísimas ilustraciones del leonés Javier Zabala, autor de muchos libros y cuyo estilo utiliza la técnica mixta y el collage ofreciendo una delicada composición de texturas que le son muy afines a la melancólica y a la vez optimista narración de van Gogh.
Las emociones de un niño por sentirse contento con el pájaro que tiene en una jaula se entremezclan con las del propio pájaro que se siente apenado por no poder volar libre como los otros pájaros que ve a través de la ventana. Una linda reflexión sobre el poder y la necesidad de la libertad de los espíritus.
J.H.

martes, 19 de noviembre de 2013

Mi vida: Relato de un hombre de provincias



Retrato de Antón Chéjov realizado por Javier Herrero
Antón Chéjov
Mi vida: Relato de un hombre de provincias
Alianza Editorial / El Libro de Bolsillo, edición 2013

Mi vida, escrita en 1896 por el escritor ruso Antón Chéjov (1860-1904), esconde un relato de profundas decepciones. Por un lado, para el autor, pues, como apunta en el prólogo el traductor de la obra Ricardo San Vicente, Chéjov lo escribió en tres partes para el suplemento literario de la revista Nivá a sabiendas de la fuerte censura a la que dicha publicación estaba sometida y de la que, por supuesto, su narración no pudo librarse.
El otro aspecto melancólico del texto está en la personalidad e historia del protagonista, Misáil Póloznev, como indica el subtítulo, un joven hombre de provincias de origen noble. Misáil cuenta en primera persona sus intentos para conseguir hacer de su vida algo moralmente ético y no solo una extensión de las prerrogativas y privilegios de los que siempre ha disfrutado su clase social. Para ello, renuncia a todo lo que su padre y su estatus esperaban de él y se lanza a algo insólito y extremadamente complejo: trabajar como un operario, acercarse a los obreros, a esa clase proletaria que, no mucho tiempo antes, acababa de formerse en Rusia tras el advenimiento de la Revolución Industrial (y Social) a mediados del siglo XIX.
Al estar narrado en primera persona, Chéjov expresa por boca de Misáil todas sus ideas sobre la corrupción, la avaricia, la pobreza y la sinrazón que domina la sociedad. En suma, Mi vida se convierte en una arenga bien argumentada contra todos los males de un pueblo enfermo que, haciendo un anacronismo evolutivo (Chéjov no podía saber entonces a dónde se dirigía su país) le llevaría solo dos décadas después a la gran Revolución obrera que supuso un cambio en Rusia y en todo el mundo.
Es este un libro muy marcado por ese Realismo Social tan influido por la obra de León Tolstoi (1828-1910), con el que la narración debía tener siempre una deriva hacia el lado moral de los hombres, haciendo hincapié en los más desfavoridos. No obstante todo lo dicho, la lectura de Mi vida es ágil, amena y muy entretenida. Incluso hasta divertida a ratos, dentro, claro está, de una cierta melancolía provocada por los desengaños, tanto sociales como emocionales, que tiene que sufrir el protagonista en su intento de ser íntegro y fiel a sus ideas.
Y, salvando las distancias, es un texto muy adecuado para una lectura actual, contextualizándolo con la gran cantidad de injusticias sociales y excesos morales que los últimos tiempos llamados de crisis (y que no dejan de ser de ambiciones) están provocando en las clases más humildes de la sociedad. Chéjov describe con gran eficacia y suma claridad muchas situaciones que podrían transponerse a los momentos actualees. Y se convierte en una lectura emocionante en los capítulos finales, aparentemente concluidos de forma abrupta a causa de la censura, en los que Misáil hace balance de sus experiencias y sus vivencias en relación con sus conocidos y con la sociedad en su conjunto.
Javier Herrero

martes, 12 de noviembre de 2013

White & Black Russian


Ruso Blanco
White Russian / Black Russian
«Acaso no caga el papá», contesta el genuino The Dude, El Notas, interpretado por Jeff Bridges, a su sofisticado anfitrión y productor de películas porno (Ben Gazzara), que le ofrece una copa en la popular película El gran Lebowski (The big Lebowski, 1998), de los Hermanos Cohen.
The Dude está en su mayoría inspirado por Jeff Dowd, un hombre que conocieron los hermanos Coen mientras trataban de encontrar una distribuidora para su primera película. Dowd, miembro del grupo radical antiguerra de Vietnam Seattle Seven, gustaba beber Rusos Blancos y fue conocido como The Dude. Pero parece ser que este personaje también estuvo inspirado en parte en un amigo de los Coen, Pete Exline, un veterano de la Guerra de Vietnam que vivía en una pocilga y estaba orgulloso de una pequeña alfombra que “combinaba con la habitación”.
Es este un cóctel que parece hacer un guiño a los héroes y heroínas de la edad de oro de Hollywood, a los machos duros y las féminas implacables que solo beben cócteles elegantes y alcohólicos como el Dry Martini, el Manhattan, el Gimlet, el Gibson... Así, los Cohen nos plantean un loser (perdedor) moderno y urbano que, mientras suelta sus burdas conversaciones, tiene nata entre sus bigotes.
En la búsqueda de su enésimo White Russian, El Notas dice a la enigmática artista feminista Maude Lebowski (interpretada por Julianne Moore) «Siento muchísimo que su madrastra sea una ninfómana... pero no entiendo que tiene eso que ver... ¿Tiene usted Kahlúa?».

Jeff Bridges en su papel de El Notas, en la película El gran Lebowski (1998), de los Hermanos Cohen

El Ruso Blanco (White Russian) es un cóctel de sobremesa (servido en vaso corto) cuyos ingredientes son el vodka, un licor con sabor a café (como, por ejemplo, el antes mencionado Kahlúa) y nata líquida, que puede sustituirse por leche o leche condensada, aunque está mejor con la nata.
Su variante más famosa, el Ruso Negro (Black Russian), prescinde de la nata (y algunos le añaden un refresco de cola).
Existe otras versión, también coloreadas, como el Ruso Rojo (Red Russian), en el que el licor de café se sustituye por brandy de cereza, o el Ruso Verde (Green Russian), en el que se sustituye, claro, por pipermint.
Receta facilitada por Coctelería El Mojito
C/ Olmo, 6. Madrid

lunes, 11 de noviembre de 2013

Sonidos 32



José Salinas
Tierra de luz
Zoo Music / Galileo-MC, 2013

Almeriense de nacimiento, el cantaor José Salinas lleva toda su vida ligado al flamenco, acompañando a muchos artistas del género y recorriendo los cinco contientes junto grandes compañías de flamenco que han actuando en los grandes teatros del mundo. Una experiencia que ha hecho de su propio arte un entramado de influencias que le aporta una particular manera de ver esta música, tan universal y tan española. Su voz se ha hecho mestiza con la participación de sonidos latinoamericanos, mediterráneos y sobre todo, arábigos, que, por otra parte, no dejan de tener todos ellos una gran simbiosis y simpatía con el mundo flamenco. Su primer disco, Tierra de luz, ha sido producido por Amir John Haddad El Amir, alemán de ascendencia familiar palestino-colombiana, que toca la guitarra flamenca desde los ocho años y está embebido de una inmensa red de músicas que le aportan gran eclecticismo a su manera de todar el instrumento. Como bien se puede comprobar en el disco, ya que toca la guitarra, el laúd y el bouzouki, aportando miradas nuevas a la tradición que tanto respeta. Salinas, muy joven aún, dispone de una voz muy adulta, muy aderezada de experiencia y llena de calidad y calidez. Su educación musical pasa también por el aprendizaje de solfeo y educación del oído, lo que aporta gran precisión a su cante, lo que no impide que esté lleno de calor y de colores.
Puedes ver el vídeo de Tierra de luz pinchando aquí.
Javier Herrero

La Trini
Las arañas de Marte
Noise Dream / Youkali Music, 2013


Ecléctica y arrolladora, la cordobesa Trinidad Montero se presenta como La Trini y lo hace rememorando la figura de un genio del pop, David Bowie, al que homenajea con el título del disco que acaba de estrenar: Las arañas de Marte. Aunque no se confundan. Esto no es pop. O, al menos, no es solo pop. Se trata de una confluencia de géneros en los que predomina el flamenco y la copla y se adereza con toques de pop y muchos condimentos jazzísticos. Un proyecto que lleva tiempo preparando junto a su productor y compositor de las canciones, Antonio Pastora, músico de larga experiencia, quien, junto a La Trini, han logrando un producto lleno de magia y poesía, un trabajo con vocación internacional y mucho corazón andaluz en sus venas. Con arreglos muy orgánicos y una instrumentación analógica, las tomas han sido realizadas casi en directo, al igual que la voz, lo que aporta una dosis extra de cercanía al oyente. La Trini es una mujer dulce y sonriente que se transforma en una diva cuando sube a las tablas, en una artista total que llena el escenario y asombra a los espectadores con su torrente vocal y su energía arrolladora, algo que, en un tono más sosegado, se transmite rápidamente en Las arañas de Marte. Un disco que, por otro lado, ha sido autoproducido y al que puede accederse a través de iTunes y de www.youkali.com.
Puedes ver el vídeo de La cima del barro pinchando aquí.
J.H.


Flamencojazz Company
Rumbo desconocido
FJC / Karonte, 2013


Un proyecto que fusiona dos mundos que funden a la perfección: el jazz y el flamenco. cada vez más extendido y que cuenta con una larga tradición (recuérdense los discos y giras de Paco de Lucía Sextet o junto a John McLaughlin y Al Di Meola). Algo de lo que hay que enongullecerse, pues la altísima calidad de los músicos y de las propuestas sigue creciendo y extendiéndose por el mundo. Como este trabajo, el tercero ya, de la formación Flamencojazz Company, que profundiza en ese diálogo musical tan sugerente y seductor. Un experimento creado a partir del Pedro Ojesto Trío (Pedro Ojesto al piano, José Miguel Garzón en el contrabajo y Fernando Favier a la batería y percusión) que ha unido sus esfuerzos y sabiduría musical a las del cantaor Israel Fernández y el guitarrista flamenco Joni Jiménez. Como quinteto se convierten en un conjunto sólido que rebusca en las raíces de ambos géneros para transformar sus inquietudes en un mestizo trabajo lleno de fuerza y que suena con gran limpieza y nitidez. Rumbo desconocido sigue abriendo puertas a la música más propia de nuestro país, tan del gusto y admirada por gentes de muy diferentes culturas alrededor del mundo, como seguramente podrán comprobar en las giras que realicen. Para empezas, la presentación oficial del disco al público, el próximo 26 de noviembre en la sala Clamores de Madrid.
Puedes ver el vídeo de Bulerias del Guru Guru de su disco Nikela (2011) pinchando aquí.
J.H.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Fiódor Dostoyevski

Retrato de Fiódor Dostoyevski realizado por Javier Herrero

Fiódor Dostoyevski
El eterno marido y otras obras
El Libro de Bolsillo / Alianza Editorial, edición 2013

Monumento a Fiódor Dostoyevski en la ciudad de Omsk.
La revolución industrial en Rusia a mediados del siglo XIX supuso un revulsivo social que afectaría a todas las capas de la sociedad, desde los, hasta entonces, siervos que se transformaron en obreros y mano de obra al servicio de la incipiente industria, hasta los terratenientes, que transformaron sus mecanismos para utilizar en su beneficio a aquellos que haste ese tiempo habiían sido poco menos que sus esclavos.
Las estructuras sociales se transformaron de tal modo que ese cambio acabó reflejándose en la literatura. Los autores empezaron a interesarse por las capas bajas de la sociedad y por los problemas que a estas les atañian en relación con la sociedad burguesa y los nacientes sistemas de producción masiva. Uno de los escritores que mejor retrató esa época de cambios fue Fiódor Dostoyevski (1821-1881), autor de un corpus literario inmenso que dibuja con fina pluma y gran fidelidad el momento que sufría su país (casi cien años después de que ocurriera en otras sociedades europeas). Junto a la obra de Leon Tolstói (1828-1910) y a Antón Chéjov (1860-1904), la literatura de Dostoyevski se convirtió en el más grande movimiento de descripción de los sentimientos de la sociedad, incidiendo especialmente en el sentir de los individuos, por lo que vino a denominarse Realismo psicológico. Por otra parte, la obra de Dostoyevski es una evolución natural de la de otro gran escritor ruso, Nikolái Gógol (1809-1952), del que el mismo Fiódor se sentía deudor. Una obra que recorre todos los ámbitos de la sociedad con historias intensas, emocionantes y repletas de personajes inolvidables que casi se han convertidos en arquetípicos de muchos de los problemas que aquejan a las sociedades industrializadas, y aún hoy día, casi siglo y medio después, siguen siendo válidas y en plena actualidad.


Historias que hablan de la soledad y la vacuidad del hombre inmerso en la vorágine de la nueva sociedad urbana que se estaba gestando por aquél entonces, como relata en su breve novela Apuntes del subsuelo (1864). También escribió Dostoyevski sobre la legitimidad del crimen y de la utilidad de hacer el mal en una sociedad arisca que humilla constantemente al individuo sin tomar en consideración su sufrimiento personal entre el bullir constante de gentes, mercancías y dinero. Es el argumento sobre el que se desarrolla la trama de una de sus muchas grandes obras maestras, Crimen y castigo (1866).
El nihilismo y la vida como un impulso poco reflexionado en el devenir de las circunstancias es una constante en la obra del escritor ruso. En El idiota (1868), escrita durante un viaje del autor por Europa, enfermo y huyendo de sus acreedores, escribe sobre la talla ética del príncipe Myshkin, un personaje ingenuo y muy quijotesco que cree que todo el mundo es esencialmente bueno. La relaidad le golpeará con toda su crudeza y la perfección moral del protagonista se verá atacada constantemente por el poder del dinero.
Otra de sus magnas obras, Los demonios (1870), describe un horrendo suceso criminal que realmente sucedió y fue muy sonado poco tiempo antes de escribir el libro. La trama se centra en el juicio que sucedió al suceso y se centra fundamentalmente en las motivaciones y justificaciones de las acciones revolucionarias y del crimen con unos objetivos reivindicativos (¿no es actual esto?), con un profundo trasfondo político, ideológico e, incluso, metafísico indudable.
No obstante estas grandiosas obras maestras, a las que había que añadir El jugador (1867) y Los hermanos Karamazov (1880), Dostoyevski cultivó también la novela más breve (en extensión, que no en cuanto a su análisis y descripción de personajes y sociedad).
El doble (1846), obra de su primera época, podría ser entendida como un clarividente anticipo de lo que muchas décadas después escribiría Franz Kafka (1883-1924) en El proceso (1925). En ella plantea Dostoyevsi una situación casi grotesca de doble personalidad oficial enredada en una burocracia insalvable, desquiciada e inhumana.
Casi contemporánea a Los demonios es otra fabulosa novela corta: El eterno marido (1870), una fina y sarcástica trama de celos, infidelidades y roles sociales, a ratos, incluso muy divertida. En ella narra el encuentro de un vividor, neurasténico y poco resolutivo, con el viudo de la que una vez fue su amante, un tipo excéntrico que muestra una personalidad en los límites de lo maniaco y lo depresivo y al que el otro define como el perfecto marido ente la vida. Dostoyevski une a la figura del clásico don Juan (con múltiples facetas y lleno de irregularidades) con la del cornudo, agresivo a la vez que respetuoso, pero voraz y torturador. Una novela llena de diálogos vehementes y brillantes.
Alianza Editorial sigue la reedición de su Libro de Bolsillo y, dentro de ella, de las obras maestras de Fiódor Dostoyevski, casi en su totalidad con las magníficas traducciones de Juan López-Morillas (1913-1997). Un autor imprescindible y emocionante del que una vez una amiga afirmó, uniéndolo a la obra de Tólstoi: «los rusos nunca me fallan».
Javier Herrero