jueves, 26 de septiembre de 2013

Emmanuelle

Una de las pocas fotos conocidas de Emmanuelle Arsan, la autora de las novelas Emmanuelle.

Emmanuelle Arsan
Emmanuelle I- La lección del hombre
Emmanuelle II- La antivirgen
Tusquets / La sonrisa vertical, 2013
«Una sorpresa, para pasar la navidad / un libro rosa de aire intelectual...»
Primera edición de Emmanuelle 
en La sonrisa vertical
Es parte de la letra de la canción Una sorpresa que el grupo Esclarecidos compuso en su cuarto disco, De espaldas a ti, en 1989. Eran otros tiempos, en los que la efervescente libertad recién recuperada abonaba todas las actividades de nuestra sociedad, dotándola de un impulso creativo y, sin duda, estimulante. En aquella época, Tusquets Editores editaba una colección que gozaba de mucho prestigio, La sonrisa vertical, proyectada e impulsada por el cineasta Luis García Berlanga y la editora Beatriz de Moura y que vio la luz en 1977 con un título de Camilo José Cela. La temática de la colección era la literatura erótica y en ella vieron la luz los clásicos más importantes del género y los ganadores de un premio con el mismo nombre que se esperaba todos los años con mucho interés. La gente tenía sus libros (con portada rosa) a la vista de sus amistades, convirtiendo un género tradicionalmente oculto y subterráneo en algo cool, en una faceta más de nuestras vidas que no necesitaba ser escondido... Pero eran otros tiempos.
Hoy, la colección sigue editándose, aunque ese prestigio del que gozaba se ha ido diluyendo, quizá por la accesibilidad que ha aportado internet a todo tipo de géneros, quizá porque nuestra sociedad se está volviendo en ciertos aspectos más pacata a la hora de reconocer que es consumidora de literatura erótica del mismo modo que lo es de otras muchas cosas. De hecho, la editorial, quizá por esos motivos, ha dejado de presentar los libros de la colección con su exquisita portada rosa con su elegante dibujo de la sonrisa de la niña simulando la vulva femenina. Son otros tiempos.

Sylvia Kristel como Emmanuelle (1974)
en la película de Just Jaeckin.
Pero, no obstante, hoy también se consume este género literario. Basta recordar el tremendo éxito de ventas que ha supuesto la trilogía de las Sombras de Grey, de la escritora británica E.L. James, tan consumida, casi vorazmente por las mujeres y tan criticada, literariamente hablando. Y también la colección La sonrisa vertical continúa recuperando textos (de gran calidad) del género erótico. Acaba de aparecer en las librerías la recuperación de dos textos, ya publicados en 1984 y 1985 y difícilmente localizables, que supusieron en su momento la plasmación literaria de lo que fue un acontecimiento cinematográfico mundial: Emmanuelle (I y II), de la autora francesa de origen tailandés Emmanuelle Arsan.
Puede que las nuevas generaciones no sepan quién fue Emmanuelle o qué importancia tuvo la película basada en el primer libro (Emmanuelledirigida en 1974 por Just Jaeckin) en nuestra sociedad postdictadura, que salía de una represión moral y sexual inculcada hasta la médula. Pero lo cierto es que los españoles de más de cuarenta años saben perfectamente el revuelo que montó en su momento esta historia de una joven liberada sexualmente que descubre el mundo a través de experiencias eróticas, que juega con el sexo para aprender de sí misma y de su cuerpo y que mantiene relaciones con hombres y mujeres indistintamente para expandir su alma a una filosofía del amor exaltado a través del cuerpo. Y nadie olvida a su protagonista, fallecida hace ahora mismo un año, la holandesa Sylvia Kristel (1952-2012), con esos ojos traslúcidos que lograron transmitir toda la calidez, la humedad y la pasión que transmiten los textos de Emmanuelle Arsan.
El libro vio la luz de manera clandestina en Francia en 1959 y sin el nombre de su autora. Y fue la adaptación cinematográfica que se hizo en esos tiempos del amor libre lo que sacó a la luz el seudónimo de la escritora, por el que se la conoce, y, posteriormente, su verdadero nombre, Marayat Rollet-Andriane, y su biografía, en apariencia y a grandes rasgos similar a la de la protagonista de sus libros. Una joven, casi adolescente, que se casa con un diplomático y vive experiencias inimaginables en un país exótico donde la sexualidad rezuma en todos los espacios, tanto en los de los habitantes de los barrios diplomáticos donde vive como en los más oscuros y sórdidos rincones que no tiene miedo de visitar y experimentar.
Ojalá vuelvan a verse a personas con la libertad suficiente como para llevar un libro rosa en su mano, leyéndolo en el metro o prestándolo a sus amistades. En estos tiempos postSida puede que se necesite algo de eso y la recuperación de los dos libros de Emmanuelle (La lección del hombre y La antivirgen) puede ayudar a ello.
Puedes ver el trailer de la película protagonizada por Sylvia Kristel pinchando aquí.
Javier Herrero

lunes, 23 de septiembre de 2013

Papa Doble


Papa Doble

El Daiquiri fue creado por un ingeniero que trabajaba en una mina cercana a la playa de Daiquirí (Santiago de Cuba). Al quedarse sin ginebra mejoró el sabor del tosco ron de aquellos años con limón y azúcar.  Más tarde, un médico de la marina estadounidense aficionado al cóctel lo administraba en grandes cantidades a los oficiales para que asimilaran su vitamina C y así evitar el escorbuto muy popular entre la marinería.
Graham Greene, J.D. Salinger y Ernest Hemingway son algunos de los escritores que lo han mencionado, tanto en sus ficciones como en su vida. Este último, conocido en Cuba por el nombre de El Papa, fue un más que habitual bebedor de mojitos en La Bodeguita del Medio y de daiquiris en el Floridita, convirtiéndose en la mejor publicidad para el turismo de barra de la capital cubana. Todo barman querría que Hemingway hubiese tenido una borrachera en su bar y no queda claro si todas sus migraciones, primero a París y luego a Cuba fueron, más que para buscar otras culturas o inspiraciones, una huída de la temida Ley Seca estadounidense.
También como todo buen bebedor adaptó a sus gustos y sus hábitos una receta de un cóctel como el Daiquiri, al que rebautizó como Papa Doble: le quitó azúcar (¡supuestamente preocupado por su salud!), le añadió doble dosis de ron e incluyó algo de marrasquino para endulzarlo con otro licor. El resultado es un Daiquiri muy seco, solo para buenos bebedores (o artistas incomprendidos).
En su libro Islas a la deriva (1970) escribió: «Hudson estaba bebiendo otro daiquiri helado, y al levantarlo, pesado y con la copa bordeada de escarcha, miró la parte clara debajo de la cima frapé y le recordó el mar».
El escritor cubano Leonardo Padura cita este cóctel en su libro Adiós, Hemingway (Tusquets, 2001), una suerte de ficción con personajes reales e imaginarios que trata de la investigación de su personaje Mario Conde sobre un cadáver hallado en el jardín de la que en su tiempo fue residencia del escritor norteamericano en La Habana. En un párrafo dice: «El barman puso la peor de sus caras y se alejó. Ya había mirado con ojos asesinos al Conde cuando este le preguntó si allí servían el Papa Hemingway, aquel daiquirí que solía beber el escritor, hecho con dos porciones de ron, jugo de limón, unas gotas de marrasquino, mucho hielo batido y nada de azúcar».
Receta facilitada por Coctelería El Mojito
C/ Olmo, 6. Madrid

miércoles, 18 de septiembre de 2013

El regreso de Reginald Perrin

David Nobbs


David Nobbs
El regreso de Reginald Perrin
Impedimenta, 2013

Dejando a un lado lo tremendamente divertida que es esta segunda novela de la serie de Reginald Perrin... Haciendo caso omiso de que podamos ver reflejados en ella muchos de los tics y traumas que afectan a la sociedad actual, a la sociedad de consumo que tanto nos atribula... Hay que decir que David Nobbs, su escritor, consigue adelantarse en muchos años a lo que tanta gente, hoy día, anhela, busca, aspira, trabaja por lograr. Precisamente lo que el personaje del libro está buscando, la lentitud, el ralentizar el ritmo de vida lo suficiente como para poder disfrutar un poco del paso de la misma. Ese elogio de la lentitud se transmite de forma explícita y maravillosa en este párrafo que no me resisto a reproducir aquí:
«…imagínate que también nosotros tuviésemos un ciclo anual. Imagínate que nos levantásemos el dieciséis de febrero, desayunásemos del veinte al veinticuatro, pasásemos el veinticinco en el baño, trabajásemos del uno de marzo al once de agosto, nos cogiésemos la quincena de Wimbledon para almorzar, nos invitasen a una copa los Smythe-Emberry del catorce al veintisiete de agosto, pasásemos septiembre cenando y nos fuésemos a la cama el tres de noviembre. Podríamos ponernos los pantalones tan lentamente que el ojo no llegase a detectar el movimiento. Nos libraríamos por completo de la necesidad de andar corriendo de aquí para allá e ir arrastrando con todo por el camino. Nos libraríamos de los implacables tentáculos de la rutina. Podríamos aspirar a ser tan sutiles como el cambio de color de las hojas de los árboles».
Y todo esto se lo está diciendo a su gato Ponsonby, el único que es capaz de escuchar realmente sus verdaderos sentimientos. Desolación por llevar una vida anodina y aburrida, gris y sin estímulos, rutinaria y vacía de contenidos. Reginald Perrin, en su anterior aventura, Caída y auge de Reginald Perrin (1975) (ver reseña pinchando aquí), también publicado en Impedimenta, había querido romper con ese mundo apagado en el que vivía simulando su propio suicidio y asumiendo una nueva personalidad que le permitiese romper con todas las normas establecidas en su mundo social. No le salió como él quería, aunque vivió situaciones absurdas relacionándose de nuevo con lo que había sido el centro de su vida hasta entonces.

Leonard Rossiter (derecha) en su papel de Leonard Perrin en la serie de TV realizada por la BBC.

En El regreso de Reginald Perrin (1977), la segunda parte escrita por Nobbs ante el gran éxito de la anterior, insisto, tan divertida o más que la primera, el señor Reginald Perrin vuelve a toparse con la rutina aunque para ello halla que tenido que montar un consorcio de tiendas llamadas Basura en las que solo vende cosas inútiles a precios desorbitados. Como si fuera «un Último corte de mangas» a la sociedad de consumo. Sin embargo, pese a su intención de que sea una broma, el éxito es fulgurante y esto le hace regresar a lo que no quería...
¡Uf! Pobre hombre... Aunque quizá David Nobbs nos está planteando por medio de su fino (y absolutamente británico) humor que nuestra sociedad está enferma de prisas, de consumo, de rutinas, de vicios adquiridos (no de los buenos), de relaciones enlatadas y enquistadas... En una sociedad en la que ahora vivimos tan atribulados por la crisis, los recortes, las reducciones de derechos, las bajadas de sueldos, la defenestración de la sanidad... quizá las enseñanzas de una novela de humor puedan servirnos a tomar las cosas de otro modo, a necesitar menos cosas, a alejarnos del consumo innecesario. Aunque eso sea la base del sostenimiento del sistema en el que vivimos (como insisten en repetirnos los gobernantes), porque puede que no sea este el sistema que necesitamos para disfrutar de nuestras vidas (aunque tengamos muchos subterfugios para disimularlo). Reginald Perrin se convierte en un icono a seguir, en una vía de escape para sentirnos mejor... aunque solo sea disfrutando de tan refrescante y entretenida lectura.
Javier Herrero