lunes, 23 de septiembre de 2013

Papa Doble


Papa Doble

El Daiquiri fue creado por un ingeniero que trabajaba en una mina cercana a la playa de Daiquirí (Santiago de Cuba). Al quedarse sin ginebra mejoró el sabor del tosco ron de aquellos años con limón y azúcar.  Más tarde, un médico de la marina estadounidense aficionado al cóctel lo administraba en grandes cantidades a los oficiales para que asimilaran su vitamina C y así evitar el escorbuto muy popular entre la marinería.
Graham Greene, J.D. Salinger y Ernest Hemingway son algunos de los escritores que lo han mencionado, tanto en sus ficciones como en su vida. Este último, conocido en Cuba por el nombre de El Papa, fue un más que habitual bebedor de mojitos en La Bodeguita del Medio y de daiquiris en el Floridita, convirtiéndose en la mejor publicidad para el turismo de barra de la capital cubana. Todo barman querría que Hemingway hubiese tenido una borrachera en su bar y no queda claro si todas sus migraciones, primero a París y luego a Cuba fueron, más que para buscar otras culturas o inspiraciones, una huída de la temida Ley Seca estadounidense.
También como todo buen bebedor adaptó a sus gustos y sus hábitos una receta de un cóctel como el Daiquiri, al que rebautizó como Papa Doble: le quitó azúcar (¡supuestamente preocupado por su salud!), le añadió doble dosis de ron e incluyó algo de marrasquino para endulzarlo con otro licor. El resultado es un Daiquiri muy seco, solo para buenos bebedores (o artistas incomprendidos).
En su libro Islas a la deriva (1970) escribió: «Hudson estaba bebiendo otro daiquiri helado, y al levantarlo, pesado y con la copa bordeada de escarcha, miró la parte clara debajo de la cima frapé y le recordó el mar».
El escritor cubano Leonardo Padura cita este cóctel en su libro Adiós, Hemingway (Tusquets, 2001), una suerte de ficción con personajes reales e imaginarios que trata de la investigación de su personaje Mario Conde sobre un cadáver hallado en el jardín de la que en su tiempo fue residencia del escritor norteamericano en La Habana. En un párrafo dice: «El barman puso la peor de sus caras y se alejó. Ya había mirado con ojos asesinos al Conde cuando este le preguntó si allí servían el Papa Hemingway, aquel daiquirí que solía beber el escritor, hecho con dos porciones de ron, jugo de limón, unas gotas de marrasquino, mucho hielo batido y nada de azúcar».
Receta facilitada por Coctelería El Mojito
C/ Olmo, 6. Madrid

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