Lars von Trier
Melancolía (Melancholia, 2011) Cameo
Una cosa es absolutamente cierta cuando se habla del director danés Lars von Trier: es un provocador. Pero también un artista, un creativo inquieto que siempre está a la búsqueda de nuevas formas de expresión plástica y narrativa en el Séptimo Arte. Su trayectoria ha sido una continua negación de sí mismo. Cuando una de sus películas, ya desde las primeras, impacta en la crítica por su propuesta, parece abandonar de inmediato esa línea para experimentar por otro lado.
Su carrera está llena de grandes películas que han supuesto saltos creativos y que nunca han dejado indiferentes a nadie, ya sea por rechazo directo o, al contrario, casi idolatría a sus obras. Tal es el caso de la opresiva Europa (1991), que forma parte de su primera trilogía junto a El elemento del crimen (1984) y Epidemic (1988), en las que experimentó con el color, la saturación de las imágenes y la voz en off. Una segunda trilogía, Golden Heart, la configuran tres grandes éxitos en festivales: Rompiendo las olas (1996), Los idiotas (1998) y el infrecuente musical sobre la pena de muerte Bailando en la oscuridad (2000), protagonizado por la cantante islandesa Björk. Tras estas, en las que alternaba la superproducción con los patrones marcados por el movimiento Dogma 95 que Lars von Trier impulsó, se vuelca en una nueva manera de presentar las historias sobre un escenario desnudo, casi al modo de un teatro. La primera de su nueva trilogía USA, se llamó Dogville (2003), áspera e incómoda, a la que siguió Manderlay (2005), sobre las raíces del racismo, y que concluirá con Washington, actualmente en producción.
Su penúltima producción, Anticristo (2009), un homenaje declarado al maestro ruso Andréi Tarkovsi, disfrutó de la estupenda interpretación de Charlotte Gainsbourg, que repite, también con resultados extraordinarios, en Melancolía (2011), que acaba de aparecer en edición dvd y blue-ray. En ella, von Trier vuelve a ofrecernos una historia límite, quizás la más extrema de todas cuantas haya realizado, pues su argumento se centra en el apocalipsis y el modo en que lo enfrentan las diferentes personalidades, casi arquetípicas del ser humano en general, de los protagonistas de la cinta.
En realidad, Melancolía son dos películas muy bien diferenciadas. La primera de ellas es un detenido análisis de las personas, casi una operación a corazón abierto de los distintos caracteres y personalidades de los personajes que aparecen con motivo de la celebración de la boda de Justine (Kirsten Dunst, que obtuvo en Cannes el Premio a la Mejor Actriz). Una ceremonia, en origen festiva, que se celebra en la mansión de su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg) y que se convierte en un amargo encuentro entre familiares. Justine, pese a su enlace matrimonial, está sumida en una profunda depresión que con la ceremonia parece ir a más, y es atendida por su hermana, mujer más festiva y terrenal que disfruta de una vida normal con su marido e hijo. Sin embargo, la reunión de familiares y amigos destapa la gran desectructuración de las relaciones que les unen y separan, casi al borde de lo soportable y todo se derrumba como un castillo de naipes mal colocados.
Mientras tanto, un planeta gaseoso se acerca progresivamente a la Tierra. Un planeta llamado Melancolía que va a provocar la destrucción inevitable del mundo. Justo al descubrirse que tal suceso apocalíptico ocurrirá en breve, comienza la segunda parte de la película, en la que el protagonismo de las dos hermanas parece invertirse. La reacción de cada una de ellas ante la tragedia final que se avecina es diametralmente opuesta y prácticamente en dirección contraria de lo que sus estados emocionales parecían prever. Justine, la enferma depresiva, se muestra extrañamente receptiva ante la llegada de Melancolía, casi se funde con el nuevo planeta y acepta su futuro con una calma extrema. Por el contrario, Claire, la mujer normal, comienza a sufrir una ansiedad progresiva que crece con el acercamiento de Melancolía y desemboca casi en una histeria que le impide pensar con claridad ante la muerte segura que se cierne ante ella. Quizás sea la manera más normal de actuar ante una hipotética situación como la que presenta von Trier. Pero el mundo es como es, sin escondites ante la gran tragedia, y nadie puede escapar de él para librarse del apocalipsis final.
La película es dura, con diálogos familiares con gran carga bergmaniana, densos, pegajosos, incómodos y viscerales. Pero el espectáculo que presenta Lars von Trier en la pantalla es casi inigualable, con imágenes de una belleza inconmensurable, a pesar de que la historia que narra sea tan terrorífica. Es la obra de un genio. Es una incómoda obra de arte.
Un genio, von Trier, que no ha escapado de las polémicas al margen de lo que sus propias películas puedan provocar. Durante la presentación de Anticristo en el Festival de Cannes de 2009, el director se consideró a sí mismo, con gran arrogancia, el “mejor director de todos los tiempos”. Ego no le falta, sin duda. Pero lo que ha revuelto a casi toda la prensa, especializada o no, fuern sus declaraciones, también en Cannes, que realizó el pasado año durante la presentación de Melancolía. Como si fuera una “broma muy pesada” (al menos, eso declaró al saltar el escándalo) se manifestó como simpatizante de Hitler: “Comprendo a Hitler. Creo que hizo algunas cosas mal, sí absolutamente [...] No es lo que llamarías un buen tío, pero lo entiendo bastante y simpatizo un poco con él. [...] Vale, soy nazi”. El estruendo de sus palabras fue inmediato, lo que provocó que la dirección de Cannes considerara al director como “persona no grata”, con su consiguiente expulsión del festival. Yo imagino que las películas que logra realizar von Trier terminarán pesando más que sus propias declaraciones y las aguas volverán al cauce artístico, de donde nunca debieron salir.
Aprovecho esta reseña para recomendar una extraña serie que Lars von Trier escribió y dirigió entre 1994 y 1997, Riget (El reino), en dos partes de cuatro episodios cada una. Una extraña historia de terror en el área neurológica del hospital Rigshospitalet (Hospital del Reino) de Copenhague, en el que se descubren fenómenos paranormales, psicofonías extrañas y sucesos que parecen no proceder de ningún lugar físico.
Puedes ver el trailer de Melancolía pinchando aquí.
Puedes ver el trailer en español de Riget pinchando aquí.
Javier Herrero
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