El general Prim caricaturizado en la revista satírica
La Flaca nº 3, publicado el 10 de abril de 1868
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Ian Gibson
La berlina de Prim
(Editorial Planeta, 2012)
El género de la novela histórica lleva unos años disfrutando de una gran expansión popular, publicándose infinidad de títulos que, aunque quizás estén saturando el mercado, aún gozan de una gran cuota de lectores. Pero la mayoría de las novelas publicadas de este género no son fieles a la historia sino que, amparándose en unos acontecimientos reales determinados, fantasean con cómo pudieron haber sucedido sin atenerse a lo que los datos históricos saben fielmente y dando mucha importancia a la fantasía generada a partir de esos mismos datos.
Ian Gibson |
El general Prim en un cuadro del pintor romántico francés Henri Regnault |
Es precisamente este atentado y la resolución de la conspiración del mismo de lo que trata la novela de Gibson. Pero lo hace como lo debe hacer un historiador, siendo fiel a los datos históricos que aparecen en periódicos, reseñas y memorias escritas. La diferencia con otros libros de historia es que La berlina de Prim está relatado como si se tratase de una novela de intriga, y con una habilidad muy particular, que es la de ir intercalando los documentos que apoyan la investigación del historiador en la misma narración, en las manos de los variopintos personajes que fueron testigos y protagonistas de aquella historia tan poco conocida y con tanta influencia en los tiempos subsiguientes.
Una novela que inaga sobre los motivos que movieron a los asesinos y a los que instigaron el magnicidio, sobre la sociedad de la época y sus burguesías acomodadas en ciudades como Sevilla, con protagonistas involucionistas e intelectuales progresistas, todos aunados en el espíritu extático del cante flamento, o Madrid, donde las indagaciones del periodista londinense Patrick Boyd, van desgranando la compleja trama que desembocaría en la llegada de Amadeo de Saboya como regente, que reinó en España entre 1870 y 1873, cuando fue destituido por el Congreso y Senado unidos para proclamar la Segunda República. Durante las pesquisas de Boyd en la Biblioteca Nacional de Madrid se encuentra con un joven Benito Pérez Galdós (1843-1920), que a la sazón está iniciando su serie de los Episodios Nacionales y que le comenta su convencimiento de que existe interés en que no se esclarezca el asesinato de Prim.
Una trama intensa, emocionante y llena de personajes que hoy dan nombre a calles de nuestras ciudades sin que sepamos realmente qué protagonismo tuvieron en nuestra historia. Un libro que es novela y que goza de todo el crédito histórico propio de un historiador reconocido internacionalmente y que fue galardonado con el Premio de Novela Fernando Lara 2012.
Javier Herrero
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