José María Zabalza
Entierro de un funcionario en primavera (1958)
(39 Escalones, 2012)
Resulta difícil definir esta película. En un ejercicio anacrónico y saltando las evidentes distancias temporales y sociales, sería como si quisiéramos definir Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, la primera película de Pedro Almodóvar dirigida en 1980. como esta, Entierro de un funcionario en primavera (1958) es absurda, está mal filmada y tiene interpretaciones desquiciantes. En ambas, la fotografía es infame, el sonido penoso y el montaje disparatado. Son obras de cineastas a los que parece que aún les faltan recursos cinematográficos, técnica profesional, sentido de la escena y capacidad narrativa.
Pero, sin embargo, la cinta de Almodóvar es alabada por muchos y muchos críticos y espectadores de todo el mundo como un hito de frescura en nuestro cine, pese a sus evidentes defectos. En Entierro de un funcionario en primavera encontramos algo parecido. se trata de la segunda película del irunés José María Zabalza (1928-1985), que previamente se había estrenado en la dirección con También hay cielo sobre el mar (1955) y que este segundo filme nos regala un esperpento total, desquiciado, alocado y a todas luces sorprendente para la época en que se filmó. Debo decir que las actuaciones son insoportables y el guión ridículo, pero, precisamente por ello, se convierte en algo diferente en nuestro cine y digno de ver. Parece casi un experimento, un ejercicio voluntarioso para confundir la historia del Séptimo Arte con la locura que contiene. El gran Luis García Berlanga (1921-2010), uno de los maestros del cine de todos los tiempos, hablaba de Entierro de un funcionario en primavera como uno de los orígenes de la comedia negra española, que tantas buenas películas ha producido.

No sé qué más decir. Hay que verla para entender lo que quiero expresar sobre ella. Y, si por casualidad, la sorpresa de lo inaudito no basta, el dvd incluye un cortometraje dirigido en 1979 por Fernando Trueba, Homenage á trois, con guión escrito por el mismo Trueba junto a Joaquín Hinojosa. Este último protagoniza una de las tres patas de esta simpática sátira sobre las relaciones de pareja, los desamores y las reconciliaciones, que tiene todo el sabor de aquella España que recuperaba las libertades tras la muerte de Franco.
Javier Herrero
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