lunes, 3 de junio de 2013

La invención del amor



José Ovejero
La invención del amor
Alfaguara, 2013

En cierta ocasión fui a ver una película (estadounidense, para más señas) y salí de la sala enfadado, molesto, alterado por la simpleza, banalidad y estúpida elección que habían hecho para un tema tan sugerente como el que, a priori, proponía el argumento. Un planteamiento inicial lleno de fuerza que se convertía, por obra y gracia de la industria made in Hollywood, en una tonta historia romántica. He de decir también que aquella película fue (y sigue siendo) un gran éxito de público y de cuando en cuando siguen emitiéndola en algún canal de televisión, siempre con buenos índices de audiencia.
Todo este preámbulo es para poner en antecedentes ante mis comentarios acerca de La invención del amor, un texto de José Ovejero que ha resultado premiado con el premio Alfaguara de Novela 2013. Pues eso, que me ha sucedido lo mismo que me ocurrió con aquella película que vi. Ovejero plantea un argumento lleno de posibilidades creativas. Una propuesta que disfruta de intensa facetas acerca de los protagonistas de la misma, con las que dotarlos de gran fuerza, verosimilitud y energía vital, a medio camino entre la desazón de la personalidad y el riesgo por el enfrentamiento ante lo desconocido.
Se trata de la historia de Samuel a partir del día en que, inesperadamente, recibe la llamada de un desconocido que le anuncia la muerte en accidente de coche de una supuesta amiga suya muy íntima y cercana, Clara, a la que, en realidad, nunca ha conocido. Un error telefónico que le provoca el impulso, quizá morboso, de hacerse pasar por el supuesto amante de la fallecida y asistir a su funeral para saber algo de esa desconocida.
Las posibilidades de esta impostura, de esta estafa de la personalidad son inmensas y la narración de Ovejero comienza con muy buenas perspectivas sobre ella. Pero, a medida que avanzaba la lectura, me fui encntrando con una simple colección de lugares comunes, con una reunión de frases escuchadas una y otra vez en la calle, en el trabajo, en los lugares de ocio... de frases hechas y tópicas que se repiten hasta la saciedad. Cuando, ya avanzada la novela, me acercaba al desenlace final, tenía la sensación que a veces ocurre en el cine de que deseas salir inmediatamente de la sala sin esperar al final, aunque acabas esperando para no molestar al resto de espectadores (aquí, acabas finalizando el libro).
La invención del amor me ha resultado una sencilla novela romanticona, excesivamente amable para tan mordaz argumento y con un lenguaje llano y discreto, aunque bien escrito, sin duda. Como aquella película de la que hablaba al principio, estoy convencido de que será una novela de éxito, con infinidad de lectores ávidos de leer una narración cómoda que les lleva a un final que quizá casi todos esperen y deseen. También, todo hay que decirlo, es un libro muy adecuado para una entretenida adaptación cinematográfica.
No sé qué pensaron los miembros del jurado del premio Alfaguara de este año cuando eligieron esta novela de, por cierto, un autor que publica regularmente en la editorial. Quizá tenían el día romántico... Pero, como decían en otra película, ¡eso es otra historia!
Puedes leer las primeras páginas de La invención del amor pinchando aquí.
Javier Herrero

2 comentarios:

  1. Ays, que pensaba yo que iba a ser la única pensando tal cosa sobre el libro de Ovejero... veo que no... me quedo más tranquila... aunque yo voy más lejos y no creo que esté bien escrito. Si estuviera bien escrito el libro, a pesar de todo, algo habría valido la pena. Bien escrito es cualquier tontá de Umbral, que dijera lo que dijera, desde mi punto de vista, estaba bien escrito. Bien escrito no es escribir sujeto + predicado. Y eso es, desde mis escasos conocimientos en lengua y literatura, lo que Ovejero hizo durante un findesemana, que junto palabras, le salió un libro y le dieron, un premio, no sabemos si basado en la mala calidad del resto de participantes, cosa que me preocuparía bastante... o porque el jurado se confundió con el nombre del ganador, como le pasó al de la llamada de teléfono...

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  2. Gracias. Pensaba que yo era un criticón. Voy por la mitad y no la soporto. Parece una broma de Alfaguara.

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