jueves, 6 de junio de 2013

Searching for Sugar Man



Malik Bendjelloul
Searching for Sugar Man
2013 (Avalón / Cameo)


Puede que se trate de una de las mejores películas del año... y no es ficción, sino un documental. Un reportaje sobre la misteriosa desaparición de un músico de origen mexicano que, allá por los últimos años 60, pasó fugazmente por el panorama musical y prácticamente no dejó ninguna huella en su país. Eran los tiempos en los que Bob Dylan se hacía fuerte en el mercado discográfico, cuando Sixto Rodríguez grabó un par de discos en Estados Unidos alentados por un productor de Detroit que le había oído en sus pequeños conciertos en los bares de la ciudad. Dos discos de una factura hermosísima, Cold Fact (1970) y Coming from Reality (1971) que disfrutaban de unos arreglos que, en muchos aspectos, superaban la media del momento, pero que, por alguna extraña razón, quizá más por intereses de empresa que artísticos, pasaron sin pena ni gloria por las estanterías del país.
Este fracaso comercial pareció desalentar a Rodríguez y desapareció de los escenarios. Sin embargo, unos años después y a miles de kilómetros de su ciudad, en la Sudáfrica del aparheid, del boicot internacional, de la falta de derechos y de libertades, alguien llevó un disco de este músico y su popularidad se extendió de tal manera que alguna de sus canciones se llegó a convertir en un himno generacional por las libertades y contra el estado que mantenía el aparheid. Vendió cientos de miles de copias pese a que nadie sabía nada de este cantante, nadie lo había visto actuar nunca y, como a veces sucede, acabara convirtiéndose casi en una leyenda urbana que le daba por muerto, por autoinmolado en un concierto que nunca dio.
El documental Searching for Sugar Man, escrito, montado y dirigido en 2012 por el sueco de origen argelino Malik Bendjelloul, parte precisamente de cuando un par de fans sudafricanos de Rodríguez ponen todo su empeño en averiguar quién fue esa figura que tanto se escuchó en tiempos de la lucha de su pueblo contra el régimen separatista de su país. Su esfuerzo es tal que agitan toda la industria, a los críticos, a los vendedores de discos para buscar a ese tipo del que solo existe una foto con gafas de sol que ilustra la portada de Cold fact y un texto introductorio en los créditos del mismo. Un laberinto y un enigma propio de una investigación policíaca que se agota en algunos momentos y se relanza en otros.
No quiero contar más del desarrollo del documental, que es absorbente, conmovedor y con un desarrollo más propio de una trama de ficción. Una película que atrapa, sin duda, por la música del protagonista en el misterio, y que fascina por cómo va desenvolviéndose la madeja enmarañada que rodea su figura hasta desembocar en un final intenso y cargado de emociones. Una película que está consiguiendo grandes reconocimientos en festivales, como el Premio Especial del Jurado y del Público al Mejor Documental en el Festival de Sundance, el Premio del Público en el Los Angeles Film Festival, el Bafta británico al Mejor Documental o el Oscar 2013 en la misma categoría, por citar solo algunos de los más destacados. Una cinta con muy buena música, que hará más de un aficionado (como me ha ocurrido a mi) a este misterioso músico de hace más de 40 años.
Puedes ver el trailer del documental pinchando aquí.
Javier Herrero

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