viernes, 11 de enero de 2013

Federico Fellini



Federico Fellini
Los inútiles / La dolce vita / Giulietta de los espíritus
A Contracorriente Films, 2012

Maestro indiscutible del Séptimo Arte, autor inclasificable y único, genio de la cámara y del movimiento de personajes... Los parabienes que puede recibir el director italiano Federico Fellini (1920-1993) son interminables. Como lo es su larga lista de éxitos, realmente casi toda su filmografía, con tantas y tantas películas grabadas en la memoria colectiva de cualquier amante del cine y galardonadas con todos los premios posibles, entre ellos cuatro Oscar a sus cintas La Strada (1954), Las noches de Cabiria (1957), (1963) y Amarcord (1973), además de uno honorífico en 1993 a su trayectoria profesional.


Un narrador en imágenes con una mirada tan particular que nadie ha podido imitar su obra, que permanece inalterable en su mordacidad, su humor y las complejas argumentaciones sobre la soledad y el aislamiento que la multitud llega a producir entre los seres humanos. Son temas similares a los de otro genio del cine italiano, Michelangelo Antonioni, pero la manera de filmar de Fellini es diametralmente opuesta a la de aquel. Mientras Antonioni busca los espacios vacíos, la soledad y el silencio para hablar de los conflictos íntimos de sus personajes, Fellini lo hace entre la multitud, el circo, la farándula, el jolgorio y el humor. A Contracorriente Films acaba de presentar la reedición de su película más popular, La dolce vita (1960), en versión restaurada por The Film Foundation de Martin Scorsese, y la de otras dos de sus cintas, Los inútiles (1953) y la fantasiosa y psicodélica Giulietta de los espíritus (1965), que paso a comentar brevemente.

Los inútiles (I Vitelloni, 1953)

Un plantel de estupendos actores da vida a esta farsa sobre la abulia de la juventud, titulada I vitelloni (Los inútiles), una película sobre lo que hoy llamaríamos jóvenes ni-ni (salvando las distancias temporales, claro). Franco Interlenghi, Alberto Sordi, Franco Fabrizi, Leopoldo Trieste y Riccardo Fellini (hermano del director) configuran una pandilla en la que se ven representadas muchas personalidades de individuos reales: el mujeriego, el tímido en público pero feroz en privado, el más falto de luces que sigue al grupo sin rechistar, el que tiene afición a escribir, el sensible... En un ambiente bastante cerrado en la ciudad balnearia de Rimini, el final del verano pone a los personajes en muchas situaciones que harán que se descubran sus espíritus, con sus lados afectivos y sus rincones oscuros y ruines. La palabra vitellone (becerrón) se empleaba en Pescara, lugar de lacimiento del coguionista de la película, Ennio Flaiano, para referirse a un joven zángano. Zánganos, ni más ni menos, son la gran parte de este grupo que a ratos se divierte y otros ratos merodea por la villa molestando a sus vecinos y creando conflictos en su pequeña sociedad de provincias. Esta película, que aún tiene el sabor del neorrealismo en sus imágenes, logró el León de Plata en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 1953 y cuenta con uno de los colaboradores más fieles de Fellini, el compositor Nino Rota, creador de la estupenda y festiva banda sonora.
Puedes ver el trailer de I vitelloni pinchando aquí.

La dolce vita (1960)

¿Quién no recuerda la famosa escena del baño nocturno de Silvia (Anita Ekberg) ante la mirada impávida y expectante de Marcello (Marcello Mastroiani) en la Fontana di Trevi de Roma? Es una de esas secuencias inmortales e imborrables de la historia del cine. Quizás la más famosa, por el escándalo que supuso en su época –al menos, en España– ver a esa espectacular mujer mojando su cuerpo sin prejuicios ni vergüenzas ante la mirad de todos. Pero no es la única escena que hace única a esta gran cinta de Fellini, La dolce vita, una especie de crónica de la vida sofisticada de la sociedad de los famosos, de las celebrities y de los que sea arriman a ellos para sacar algún provecho. Con una estructura narrativa muy particular y diferente a la habitual en el cine, Marcello, reportero de las estrellas, sigue a una famosa actriz recién llegada de Suecia, Silvia, en sus correrías por Roma, mientras se entrecruzan varias mujeres con las que tiene relación, alguna más estable y compleja, como la de su celosa amante Emma (Yvonne Furneaux), otras fastinantes y enormemente sofisticadas, como la interpretada por una deslumbrante y bellísima Anouk Aimée. En el fondo, todo ese pulular de personajes anodinos, de orgías nocturnas, de fiestas alocadas y encuentros esporádicos, solo reflejan el vacío existencial de gran parte de las personas, sobre todo de Marcello, que no sabe por dónde dirigir sus ansias de escribir, su insípida carrera de reportero y sus fracasos amorosos en una carrera en la que todos pugnan por remarcar el malestar de la incomunicación de la sociedad. Una obra maestra con secuencias inolvidables que, como la de la Fontana de Trevi, deslumbran por su originalidad, como la del mismo inicio de la película, con un helicóptero transportando por los aires una gigantesca estatua de Cristo para llevarla al Vaticano, algo que solo Fellini fue capaz de proponer en pantalla. Por supuesto, como no podía faltar, la banda sonora también en este caso es de Nino Rota, y contribuye a realzar lo magnífico que está todo, actores, montaje, fotografía... Para no perdérsela en esta edición restaurada por por The Film Foundation de Martin Scorsese.
Puedes ver el trailer de La dolce vita pinchando aquí.

Giulietta de los espíritus (Giulietta degli spiriti, 1965)

La primera película en color del maestro Fellini, después del triste y divertido episodio de Bocaccio ‘70 (1962), fue Giulietta de los espíritus, una surrealista parodia del espiritismo, de los celos y de la dicotomía mundo real-mundo espiritual. El argumento es muy sencillo y aparentemente insulso, con un ama de casa que duda de la fidelidad de su marido y se refugia en las sesiones espiritistas para llenar el vacío de su existencia y tratar de avistar una señal que le permita recuperar a su esposo. Lo que no es nada sencillo es la apabullante interpretación de Giulietta, interpretada por la que fue esposa en la vida real de Fellini, Giulietta Masina (1921-1994). Un alarde de actuación que llena todos los recovecos y vaivenes de una historia que, por obra y arte del director, se convierte en espectáculo lleno de magia, de sorpresas, en un fascinante juego de imágenes, saturadas con un colorido exultante, repletas de imaginación y con una gran dosis de surrealismo. Nino Rota repite en la banda sonora de esta cinta que, una vez más, bucea por los mundos de la incomunicación entre las personas, con el erotismo y lasexualidad como catalizadores de la grisura de las vidas. Fascinante, entretenida, colorista y con una interpretación de una Masina en estado de gracia.
Puedes ver el trailer de Giulietta degli espiriti pinchando aquí.

Javier Herrero

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