miércoles, 9 de abril de 2014

Casa de muñecas / Hedda Gabler

Retrato de Henrik Ibsen realizado por Javier Herrero

Henrik Ibsen
Casa de muñecas / Hedda Gabler
(Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo edición 2014)

Directo y claro. Brutal y sin concesiones. El teatro del noruego Henrik Ibsen (1828-1906) fue un revulsivo en las acomodades sociedades burguesas del tiempo en el que fue estrenado, a finales del siglo XIX. Algunas de ellas se convirtieron en verdaderos escándalos, probablemente de los mayores que han sucedido en el teatro contemporáneo. Y, pese a que aún queda mucho por recorrer para que las cosas se normalicen, casi todo el problema que suscitó puede parecernos hoy día algo inocente en nuestra sociedad occidental. Se trata de que las mujeres comenzaban a tomar las riendas de sus vidas. Las obras de Ibsen incidieron precisamente en el hecho de la independencia de la mujer para tomar decisiones que afectaran a su vida sin tener que solicitar el, hasta entonces habitual, permiso a las figuras masculinas que las tutelaban, padre, marido, hermano... La recuperación de textos que está llevando a cabo Alianza Editorial en su colección El Libro de Bolsillo nos permite releer dos de sus más famosas obras dramáticas en un solo volumen, Casa de muñecas, estrenada en 1879, y Hedda Gabler, estrenada en 1890.
La primera se ha convertido por derecho propio en una de las obras esenciales del teatro moderno, llegándose a estudiar de forma regular en muchas escuelas de teatro. Se la tiene como una de las primeras obras feministas, aunque el propio Ibsen negó que esa fuera su intención al escribirla. La asociación se entienda cuando se descubre que el argumento versa fundamentalmente sobre las relaciones conyugales, criticando directamente las actitudes normalizadas de los matrimonios hasta la fecha, donde el marido se consideraba poseedor en propiedad de su propia esposa. Casa de muñecas, un alarde de diálogos transversales entre los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos, narra la historia de Nora, esposa de Torvald Helmer, que se siente en la necesidad de actuar por su cuenta para salvar la situación familiar y la estabilidad económica. Para ello, actúa por su cuenta, sin el necesario permiso del esposo, y descubre que sus emociones no se corresponden con lo que el estatus social obliga, lo que la lleva a tomar decisiones drásticas que ponen patas arriba el estatu quo matrimonial.
También sobre la mujer, aunque de manera fuertemente dramática, trata la segunda obra editada en el volumen, Hedda Gabler, nombre de la mujer protagonista que, por su actitud y su final, se convierte casi en un arquetipo de la reivindicación de los derechos de la mujer. Con unos profundos diálogos con fuerte calado psicológico, Hedda pone en tela de juicio todos los códigos morales residentes como lapas en la sociedad de la época y constata su profundo aburrimiento vital, incluso poco tiempo después de haber contraído matrimonio con un hombre al que, en realidad, no ama. Su actitud, compleja, intensa, apasionada y casi febril, la lleva a tomar decisiones dramáticas en las que combina la maldad, el deseo no satisfecho y el hastío de la vida.
Dos obras necesarias que Ibsen escribió hace más de un siglo y que, desafortunadamente, aún pueden trasladarse a la vida cotidiana de muchas relaciones maritales, larvadas actitudes sociales enquistadas de nuestra moderna sociedad y, sin duda, a la situación de muchas mujeres en el mundo que aún ven sometidas sus identidades por inquietantes modos de vida determinados por religiones, costumbres o culturas.
Javier Herrero

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